top of page

Qué es un artista, visto desde afuera

Actualizado: 11 oct 2022

A todos nosotros nos educaron, tanto en nuestras familias como en los colegios, para creer que uno existe para encontrar un empleo que nos dé un salario fijo, con el que viviremos hasta la pensión, y luego seremos abuelitos hasta morirnos.


Nos enseñaron que hay que conformar familia, hacer hijos (ojalá niño y niña), nos enseñaron que el amor verdadero no existe y que es mejor el conformismo y la estabilidad de un hogar donde podamos convivir más o menos con el otro a cambio de ciertos beneficios de esa sociedad, además que, es lo que espera la sociedad de nosotros.



Nos enseñaron a que lo mas importante es el trabajo, donde hay que saber ser obedientes, aprender a aceptar los maltratos de superiores sin cuestionar, a no hacer escándalos emocionales o llorar en la oficina, a cumplir con lo que se te demanda sin opinar y respetar a los jefes (no sabemos bien qué significa respetar, pero igual hay que hacerlo), y sobre todo, aprendimos a que la felicidad no existe y no es importante. Lo que importa es el conformismo y la seguridad, vivir sin hacerse notar demasiado y aceptar que la vida es como es y ya.


Hay mucha gente que puede vivir con eso. Hay muchísimos en todo el mundo, que han aceptado esas verdades como ciertas, y que se acomodan en esa descripción de la realidad, porque así fue para sus padres, sus tíos, sus abuelos, porque lo aprendieron en su iglesia, su colegio, su sociedad, y se conforman con esa forma de vida sin cuestionarla. Aprenden a esconder día a día sus anhelos, esperanzas, ilusiones y emociones, porque nos enseñaron que todo eso son debilidades, inmadurez o tonterías y que la vida adulta no tiene espacio para esas cosas.


Si este es tu caso, y lo que está escrito aquí te afecta de alguna manera, primero que todo no te juzgues a ti mismo o misma. No es tu culpa, no estas mal, no has cometido ningún pecado. Es solo la forma en que crecimos y la manera en que nos educaron. Esa era la “verdad” que todos creían que era cierta y única, porque fue la construcción de modelo social que se desarrolló desde principios de la era industrial, cuyo propósito era el adiestramiento de mano de obra, como robots, mucho antes de que crearlos fuera una posibilidad. Entonces se necesitaba y aun se necesita que la gente, la masa, acepte ser robots, para poder ser una sociedad productiva y obediente. Es más fácil así.



Lo que pasa con los “artistas” es que son gente diferente, porque o no escucharon de niños cuando les dijeron que el modelo social no tenía espacio para la sensibilidad, o simplemente no se les da la gana, o no entienden eso de obedecer sin cuestionar, de resignarse a que las cosas son como los demás las ordenan, o porque no pueden callar sus sentimientos, y esto los hace diferentes. Los artistas son personas sensibles que escogen vivir su propio camino y no quieren resignarse a una vida ya prediseñada para todas las personas. Son quienes quieren expresar su desacuerdo, sin que para ello se deba recurrir a la violencia: quieren expresar su individualidad.


De alguna forma son quienes no quieren ser parte de la mátrix, o decidieron salirse en algún momento del recorrido.


Obviamente, la gente que está en la mátrix no comprende a esos que piensan o sienten diferente: son raros.


Relacionarse con gente diferente es difícil. Porque desde muy niños estamos acostumbrados, nuevamente por la costumbre de nuestra sociedad, a crear vínculos con quienes más se parecen a nosotros.


Aprendimos a hacer amistades y jugar con niños de nuestro entorno, no de entornos diferentes, a jugar lo mismo que juegan todos, a escuchar la misma música que le gusta a los demás, y a buscar afinidades en todas las áreas, para sentirnos cómodos en nuestra construcción de amistades y relaciones. Aprendimos a buscar fotocopias para mimetizarnos entre la masa.


Por supuesto, esto hace que, si llega a aparecer alguien diferente en algo, como no sabemos cómo relacionarnos con él o ella, nos inquieta, nos hace sentir inseguros, confundidos, de alguna forma desvalidos, y por ello el camino más fácil y también el más cobarde, es aislar a esa persona, apartarla de la “manada”, y por si acaso, hacer que los demás hagan lo mismo y la alejen también.


Es cobarde, dije, pero es lo que somos todos, porque es como nos han educado. Actuar así es justamente lo que nos han enseñado, y es totalmente acorde con nuestra naturaleza de animales de rebaño:


Piénsalo: somos claramente criaturas que pertenecemos al reino animal.

No tenemos grandes colmillos, piel gruesa o armadura natural como un rinoceronte o cocodrilo, no tememos pelajes densos como los osos o tantos otros animales, no tenemos garras, no somos rápidos, fuertes, no estamos diseñados como depredadores.


Estamos diseñados más bien como “presas”, de esas que viven en manadas, que se reproducen en gran número para proveer mayor cantidad de alimento a las especies carnívoras, que se agrupan para funcionar dentro de un colectivo de semejantes y que, para sentirse más seguros dentro del grupo, buscan un lugar en el centro de la manada, porque los depredadores siempre atacan primero a los de afuera, los del borde, los que están más expuestos.


Entonces la manada hace una selección egoísta para asegurar la supervivencia, en función de su jerarquía dentro del grupo: En el centro están los más importantes, los de mayor autoridad, que imponen por la fuerza su liderazgo y que determinan el rumbo de la manada, y se mantienen en el centro porque es el espacio mas seguro y desde donde tienen la mayor influencia. EN el borde, dejamos a los “marginales” (es justamente lo que significa esa palabra: al margen) allí enviamos a los más débiles, a los mas lentos tal vez, a quienes son diferentes y que no queremos en el centro de la manada, porque son diferentes, y porque incluirlos implica un esfuerzo adicional que no nos representa un beneficio inmediato, así que preferimos nuestra comodidad.


Que se coman primero a los marginales, para nuestra propia seguridad, es el pensamiento, o el instinto de la manada, y es claramente como funcionamos dentro de nuestra sociedad.



¿Qué pasa entonces con el marginal, con el artista?

Si estás en esta página, si lees este, y los demás artículos de este blog, si algo de esto te interesa o te preocupa lo suficiente como par allegar hasta este punto, lo más probable es que tú seas también un marginal, así como quien escribe estas líneas.


No importa porqué somos como somos o nacimos, o crecimos para terminar siendo diferentes. Obviamente hay un sinfín de razones, de circunstancias, de influencias, de vivencias y de construcciones que nos hicieron ser como somos, a todos, en nuestra infinita variedad y diferencias.


La verdad es que todo ser humano con consciencia suficiente como para reflexionar al menos un poco sobre sí mismo, (lo cual excluye a un gran porcentaje de primates bípedos parlantes que conforman la sociedad humana en el planeta) se siente que no encaja totalmente dentro de la sociedad, y se conflictúa consigo mismo por sentirse diferente, por tener que luchar para pertenecer, para integrarse, para mimetizarse dentro de la masa, siente que le duele tener que hacer determinados sacrificios para poder ser “aceptado” y pertenecer, y le cuesta mucho encontrar un compromiso entre su individualidad y su pertenencia a la sociedad.


Esta realidad que es muy cierta para todo el que lee estas líneas, deja en claro varias cosas importantes:


1) El que se siente como acabamos de describir, es siempre alguien inteligente. Si fuese bruto, o como suelo definirlo: primate bípedo parlante del montón, ni siquiera se haría estos cuestionamientos y podría encajar sin esfuerzo, porque le basta con imitar a su entorno para funcionar. (tampoco leería esto por ser aburrido).


2) El que se siente como describimos, es alguien sensible, que no puede hacer caso omiso de sus sentimientos, porque ellos condicionan su vida y su esencia.

Tal vez podamos aprender a manejarlos, a aprovecharlos con el tiempo como herramientas inmensamente valiosas en muchos campos, a pesar del miedo social generalizado hacia ellos y su consecuente intento de ignorarlos o satanizarlos.



3) El que se identifica como describimos, es alguien que, por sentirse diferente o marginal, o por haberse sentido marginalizado por el entorno inmediato debido a su diferencia, ha aprendido a reflexionar sobre sí mismo, no desde el ego o la prepotencia (inicialmente), sino desde el afán por tratar de comprender por qué es diferente, porqué es marginalizado, excluido o maltratado por sus semejantes, e independientemente de cuánto esto pueda hacernos sufrir en la vida, nos hace esforzarnos más que los demás, creando así conexiones neuronales en nuestro cerebro adicionales y diferentes a las que construye el promedio. Es allí donde surgen nuestros talentos, nuestros valores, nuestra consciencia (individual, intrapersonal, interpersonal, social, ética, política, etc.), y es allí donde se construyen esas fortalezas que los demás no poseen, y que nosotros mismos tampoco sabemos que las estamos desarrollando, porque vivimos preocupados por ser menos y por ser marginalizados.


Todos aquellos que vivieron algo parecido a lo que describí en estos párrafos, tienen dos opciones: o escogen apagar su alma porque les da miedo enfrentar el mundo, y prefieren mimetizarse, hacer como si no sintieran, escogen aparentar ser parte de la manada para encontrar la seguridad y la estabilidad que promete la sociedad, casi a cambio de tu alma, o son el tipo de personas que crecen para ser no conformistas, y que se convierten en emprendedores independientes, que escogen crear su propia realidad y construir su visión de negocio, de empresa, de proyecto social, de búsqueda personal y de realización propia. Porque como no encajaban, aprendieron a valerse por sí mismos: aquí es justamente donde se encuentran los artistas. Son personas que escogen vivir su camino y expresar su sentir y su pensar a través de aquello en lo que creen profundamente, ¡Sin importar lo que digan los demás!



¿De verdad no importa lo que digan los demás?

Jaja, Es mentira. Claro que importa, y claro que duele, y siempre duele, y siempre se sufre por la incomprensión y el rechazo, porque es parte de nuestra naturaleza de “animales de manada” el querer pertenecer.


Además, porque aquí dibujo dos extremos solamente, como caricaturas de el perfil del primate bípedo parlante en un extremo y el emprendedor y el artista en el otro extremo, y obviamente es una visión terriblemente simplista. La realidad del mundo no es sólo blanco y negro: es una infinidad de matices y colores que derivan de todas las posibles mezclas entre esos extremos.


La realidad es que hay muchos matices de personas, decisiones y lugares, dentro del campo del artista: Está el que decide hacerse profesional del arte y consagra su vida a este campo, independientemente de qué tan bueno o malo sea, o inteligente, o sensible, o egocéntrico, u oportunista, o depravado, o pendejo, o lo que sea que pueda ser cada uno como consecuencia de su vida.


Está también el que ha sido artista, ha tenido la sensibilidad, la vocación, el talento, el deseo, pero no ha podido dedicarse plenamente a ello, porque no se lo permiten, porque en su casa lo desaprueban, por la presión social, por la incertidumbre que te inculcan y que pesa tanto que te hace dudar de ti mismo o misma, y que te llevan a tratar de encajar en otro molde que no es el tuyo, para que aprendas que la vida es más parecida a la definición de la sociedad que lo que tú sientes o intuyes que puede ser, y entonces buscas un compromiso.


Hay un sinfín de matices de personas que, aunque no se dediquen ya mismo a ser artistas, o, aunque prefieran no botarlo todo por la borda para perseguir un sueño, no dejan de ser artistas en su esencia, en su corazón, en su forma de ver el mundo, y que son y se sienten diferentes y especiales.


Un artista no es sólo quien pinta, dibuja, canta, baila o escribe poesía: un artista es quien crea, cuestiona, reflexiona incluyendo su sentir, como herramienta para comprender el mundo, y quien busca caminos diferentes para expresarse y alcanzar resultados, no solo mas eficientes sino también más humanos. Esto puede desarrollarse en un gran número de espacios profesionales en la vida, desde la política, la filosofía y el derecho, hasta las manualidades o el deporte, pasando por casi todos los campos de acción y de reflexión humanas. Pero dentro de todo ese grupo, algunos necesitan expresarse desde el lenguaje visual y dejar parte de su alma dentro de sus obras, y esos, son los que nosotros buscamos en Lega2


Posdata: escribí esto a la carrera y sin releer, así que acepto correcciones y aportes

94 visualizaciones1 comentario

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page